Versículos bíblicos sobre la sanidad divina

La sanidad es un tema importante en la vida de cualquier persona. Todos en algún momento de nuestras vidas hemos experimentado enfermedades o dolencias físicas, y es en esos momentos cuando buscamos consuelo y esperanza. La Biblia nos ofrece una guía y promesas de sanidad divina. A continuación, presentamos 14 versículos bíblicos sobre la sanidad que nos brindan consuelo y nos recuerdan el poder de la sanidad divina.

Versículos de sanidad: Textos bíblicos sobre la sanidad divina
Versículos de sanidad: Textos bíblicos sobre la sanidad divina

Éxodo 15:26

«Si escuchas atentamente la voz del Señor tu Dios, y haces lo que es recto delante de sus ojos, y escuchas sus mandamientos y guardas todos sus estatutos, ninguna de las enfermedades que puse sobre los egipcios te las pondré a ti, porque yo soy el Señor tu sanador».

Éxodo 15:26

Este versículo nos recuerda que Dios es nuestro sanador y que si seguimos sus mandamientos, él nos protegerá de enfermedades y dolencias.

Éxodo 23:25

«Servirás al Señor tu Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua. Y yo quitaré la enfermedad de en medio de ti».

Éxodo 23:25

En este versículo, Dios promete bendecirnos y quitar la enfermedad de nuestras vidas si le servimos fielmente.

Salmo 103:1-3

«Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todas tus iniquidades, y sana todas tus enfermedades».

Salmo 103:1-3

Este hermoso salmo nos recuerda que Dios perdona nuestros pecados y sana nuestras enfermedades. Debemos bendecir al Señor y recordar todos los beneficios que nos ha dado.

Salmo 107:19-20

«Entonces clamaron al Señor en su angustia, y los salvó de sus aflicciones. Envió su palabra y los sanó, y los libró de su destrucción».

Salmo 107:19-20

Este versículo nos muestra que cuando clamamos al Señor en tiempos de angustia, él nos salva y nos sana. Su palabra tiene poder para sanar y librarnos de cualquier destrucción.

Proverbios 4:20-22

«Hijo mío, presta atención a mis palabras; inclina tu oído a mis dichos. No los pierdas de vista; guárdalos en lo profundo de tu corazón. Porque son vida para los que los encuentran, y salud para todo su cuerpo».

Proverbios 4:20-22

En este proverbio, se nos insta a prestar atención a las palabras de Dios y guardarlas en nuestro corazón. Sus palabras son vida y salud para todo nuestro cuerpo.

Isaías 53:4-5

«Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados».

Isaías 53:4-5

Este poderoso pasaje nos habla del sufrimiento de Jesús en la cruz y cómo a través de sus heridas fuimos curados. Jesús llevó nuestras enfermedades y dolores para que pudiéramos ser sanados.

Mateo 10:7-8

«Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia».

Mateo 10:7-8

En este pasaje, Jesús envía a sus discípulos a predicar el evangelio y a sanar a los enfermos. Nos muestra que la sanidad es parte del reino de los cielos y que debemos compartir este don de gracia con los demás.

Salmo 147:3

«Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas».

Salmo 147:3

Este versículo nos recuerda que Dios no solo sana nuestras enfermedades físicas, sino también nuestras heridas emocionales y espirituales. Él es el sanador de todo nuestro ser.

Marcos 10:51-52

«Entonces Jesús le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino».

Marcos 10:51-52

En este pasaje, vemos cómo Jesús sana a un ciego debido a su fe. Nos enseña que nuestra fe en Jesús puede traer sanidad a nuestras vidas.

Salmo 146:8

«El Señor abre los ojos a los ciegos; el Señor levanta a los caídos; el Señor ama a los justos».

Salmo 146:8

Este versículo nos muestra que Dios tiene el poder de abrir los ojos de los ciegos, tanto física como espiritualmente. Él también levanta a los caídos y ama a los justos.

Santiago 5:14-15

«¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados».

Santiago 5:14-15

En este pasaje, se nos insta a buscar la ayuda de los ancianos de la iglesia cuando estamos enfermos. La oración de fe puede traer sanidad y perdón de pecados.

Jeremías 17:14

«Sáname, oh Señor, y seré sano; sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza».

Jeremías 17:14

Este versículo es una oración de sanidad y salvación. Nos muestra que debemos acudir a Dios en busca de sanidad y reconocer que él es nuestra alabanza.

Juan 14:27

«La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo».

Juan 14:27

Este versículo nos recuerda que Jesús nos ofrece su paz, una paz que va más allá de lo que el mundo puede ofrecer. Nos anima a no temer ni turbar nuestro corazón, confiando en la paz que solo él puede dar.

1 Pedro 2:24

«quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados».

1 Pedro 2:24

Este versículo nos habla nuevamente de cómo Jesús llevó nuestros pecados en la cruz y cómo a través de sus heridas fuimos sanados. Nos recuerda que la sanidad es parte de la obra redentora de Jesús.

Estos versículos bíblicos sobre la sanidad nos brindan consuelo y esperanza en tiempos de enfermedad y dolencia. Nos recuerdan que Dios es nuestro sanador y que podemos acudir a él en busca de sanidad física, emocional y espiritual. Que estos versículos nos inspiren a confiar en el poder de la sanidad divina y a buscar la guía y el consuelo de Dios en todo momento.