Oración a la Divina Misericordia: Cómo rezar la Coronilla

Oración a la Divina Misericordia: Cómo rezar la Coronilla
Oración a la Divina Misericordia: Cómo rezar la Coronilla

¡Oh Dios de gran misericordia!

En la oración ala Divina Misericordia, nos dirigimos a Dios como el Dios de gran misericordia.

Reconocemos su infinita bondad y pedimos que no ignore nuestras súplicas en este exilio terrenal.

Nos acercamos a Él con humildad y confianza, sabiendo que solo a través de su misericordia podemos encontrar consuelo y salvación.

¡Dios de Benevolencia, no desoigas la oración de este exilio terrenal!

En esta parte de la oración, nos dirigimos a Dios como el Dios de benevolencia.

Le pedimos que no ignore nuestras oraciones mientras estamos en este exilio terrenal.

Reconocemos nuestra necesidad de su gracia y misericordia para cumplir su voluntad y encontrar la paz y la salvación.

¡Oh señor!, Bondad que escapa nuestra comprensión

En esta parte de la oración, reconocemos que la bondad de Dios escapa nuestra comprensión.

Sabemos que no podemos elevarnos a Él por nuestras propias fuerzas y que necesitamos su gracia para cumplir su voluntad.

Le pedimos que continúe aumentando su misericordia en nosotros para que podamos vivir de acuerdo con su santa voluntad.

Que la omnipotencia de tu misericordia nos escude

En esta parte de la oración, pedimos a Dios que nos proteja con la omnipotencia de su misericordia.

Reconocemos que hay enemigos que intentan alejarnos de nuestra salvación, pero confiamos en que la misericordia de Dios nos protegerá de sus ataques.

Pedimos que podamos esperar con confianza la segunda venida de Cristo, confiando en su promesa de misericordia y salvación.

Y esperamos obtener lo que Jesús nos prometió

En esta parte de la oración, expresamos nuestra esperanza de obtener lo que Jesús nos prometió.

Reconocemos nuestra propia debilidad y mezquindad, pero confiamos en que la promesa de Jesús de misericordia y salvación se cumplirá en nuestras vidas.

Nos aferramos a esta esperanza y confiamos en que Dios cumplirá su palabra.

Porque Jesús es nuestra esperanza

En esta parte de la oración, afirmamos que Jesús es nuestra esperanza.

Reconocemos que solo a través de su misericordia y su corazón misericordioso podemos encontrar la verdadera esperanza y salvación.

Nos acercamos a Dios a través de Jesús, confiando en su amor y misericordia.

Oh Dios, cuya Misericordia es infinita

En esta parte de la oración, nos dirigimos a Dios como aquel cuya misericordia es infinita.

Reconocemos que sus tesoros de compasión no tienen límites y le pedimos que mire con favor nuestras súplicas.

Pedimos que aumente su misericordia dentro de nosotros para que, en medio de nuestras ansiedades, no desesperemos, sino que siempre confiemos en su santa voluntad y en su misericordia.

Oh Sangre y Agua, que brotasteis del Sagrado Corazón de Jesús

En esta parte de la oración, nos dirigimos a la Sangre y Agua que brotaron del Sagrado Corazón de Jesús.

Reconocemos que esta Sangre y Agua son una fuente de misericordia para nosotros.

Confiamos en ellos y en su poder para purificarnos y concedernos la gracia de la salvación.

Expiraste, Jesús, pero Tu muerte hizo brotar un manantial de vida

En esta parte de la oración, recordamos la muerte de Jesús en la cruz y reconocemos que su muerte hizo brotar un manantial de vida para las almas.

Reconocemos que su muerte fue un acto de amor y misericordia que nos trajo la salvación.

Agradecemos a Jesús por su sacrificio y nos acercamos a Él con gratitud y confianza en su misericordia.

Oh, Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús

En esta parte final de la oración, nos dirigimos nuevamente a la Sangre y Agua que brotaron del Corazón de Jesús.

Reconocemos que esta Sangre y Agua son una fuente de misericordia para nosotros y confiamos en ellas para obtener la gracia y la salvación.

Nos acercamos a Jesús con confianza y esperanza, sabiendo que su misericordia es infinita.